Nombre pre-indoeuropeo, forma parte de la Comarca del Campo de Borja. Su valía son sus gentes, su pasado, su historia, sus campos y el paisaje.
El visitante podrá deleitarse con la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, la ermita mudéjar de Gañarul; el antiguo castillo; el yacimiento celtíbero del cabecico de Guilera y El Prao con sus humedales y aves.
La vida es tranquila, feliz y saludable. Posee una historia de generaciones de bien hacer. Gente sencilla, trabajadora, constante en el trabajo y con gran tesón. Ha sabido aprovechar el agua exigua que posee para regar sus campos y así ha conseguido buenos frutos de la huerta, campos inigualables de vid, oliveras y campos de mieses. Podrás hablar fácilmente con sus habitantes que trasmiten el buen sabor de sus inigualables platos.
El paso del tiempo no ha logrado borrar las melodías profanas y religiosas, y el folklore de jotas y de vestimenta aragonesa en los días más señalados .
La tradición pervive en Agón, a nivel familiar y de vecinos, tanto en las noches del más frio invierno , al calor de las hogueras, organizadas por la Cofradía de San Antón, de 300 años, como en las noches del verano, compartiendo la fresca con vecinos del barrio.
La sinfonía y la fiesta llegan a su máximo esplendor en dos fechas: la fiesta mayor en honor de San Pedo Mártir de Verona, el día 29 de abril y el día 2 de agosto, coincidiendo con la patrona del pueblo, Nuestra Señora de los Ángeles.
Aunque de raíces celtíberas, el primer tesoro de su historia corresponde al bronce de Agón, hallazgo excepcional arqueológico, en el año 1993 por Javier Pellicer, en el término de Agón próximo al yacimiento de una villa romana. Se trata de un bronce fechado a finales del Siglo I y comienzos del II d.C. La inscripción recoge en latín disposiciones que regulaban la comunidad de regantes del canal del Ebro, entre 117 y 138 d.C. Actualmente se halla expuesto en el museo provincial de Zaragoza.
La antigua fortaleza, que ya existía en 1080, queda plasmada en los restos de la torre del homenaje (antigua cárcel). La huella mudéjar se deja sentir en dos edificios: en Agón, con la Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, de única nave y ábside poligonal de cinco lados, con torre campanario, magnífico ejemplo de arquitectura mudéjar del Siglo XVI. En segundo lugar la ermita mudéjar de Gañarul, antigua parroquia, del S. XIV y S. XVI, declarada, en el año 2002, bien Catalogado en el patrimonio cultural aragonés en el segundo grupo, actualmente en espera de ser restaurada. Mención especial merecen los puentes árabes de la fuente de Agón y de Bisimbre, que nacen en Gañarul y riegan los dos pueblos.
En Agón se disfruta del olor a campo, olor a fruta y a flores. En los establecimientos podemos degustar los mejores frutos de la zona, tanto caldos como aceites, frutas y verduras, tesoros de gran valor, propios de la Comarca Campo de Borja.
El aceite Sierra de Moncayo, es una esencia que añade un brillo especial a cualquier situación. Se mima la plantación y la elaboración para satisfacer al paladar más fino.
La denominación de Origen Campo de Borja acoge los mejores vinos de toda la comarca. El secreto del Imperio de la Garnacha es nuestra tierra, nuestro clima, la altitud y un cuidado esmerado en el cultivo y en la elaboración de los caldos. Es una fragancia única que deleita todos los sentidos, recomendado por nutricionistas, de prestigio internacional, para mejora de la salud de nuestros vasos sanguíneos.
La gastronomía de nuestro pueblo es variada y sabe a esfuerzo, cariño y conocimiento, transmitida a generaciones. Se cultivan las mejores verduras y frutas, productos de valor incalculable para saborear en cualquier situación. La ganadería y las aves completan la sabrosa propuesta. Junto a los platos de raíz tradicional se da paso a las nuevas tendencias de cocina actual, innovadora. Atrévete a probar nuestras recetas típicas de migas y ternasco al horno. La identidad de nuestra cocina reside en todo tipo de sabores.
Admira nuestro paisaje
El paisaje de Agón es el de un cuadro impresionista. La Huecha transcurre junto a la vida del pueblo regando sus campos y alegrando todos los sentidos. El agua es un pincel en la vida de Agón, llega a pintar parajes inigualables de gran belleza tanto para el visitante como para el lugareño. Recorrer el cauce y los pozos que deja tras el cese del cauce nos permite oír el croar de las ranas, el caminar de cangrejos y el paseo de cigüeñas. Destacaremos los humedales de” El Prao”, camino de Borja, que no puede faltar en cualquier visita además del olivo centenario que adorna la plaza.
Recorrer el paisaje a pie o bicicleta permite despertar nuestros sentidos. Recomendamos tomar los caminos hacía Burrén y Burrena, acercarnos a Gañarul y Magallón para regresar por la vía verde, la antigua vía férrea del ferrocarril Cortes-Borja que éste año cumple el 125 Aniversario de su creación.
Visitar Agón y su entorno es soñar, es poesía, es salud y es bienestar.
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